Les presentamos una historia de aventuras donde la protagonista es una mujer excepcional: Elisabeth Vigée Le Brun.
Además de ser una talentosa artista del siglo XVIII, ella fue una mujer independiente que acumuló fama y fortuna en un mundo de hombres, mantuvo a su familia desde que era adolescente y logró llegar al escalón más alto: ser retratista de la reina Maria Antonieta de Francia. Además, logró que el rey Luis XVI intercediera para que la admitieran en la Academia de Bellas Artes donde llego a ser una de las poquísimas mujeres. Al estallar la revolución logró escaparse de Paris disfrazada de campesina y pasó los siguientes 12 años viviendo y trabajando en distintos países, entre ellos Italia, Austria y hasta la lejana Rusia donde retrato a la familia de la zarina Catalina la Grande.